Rocío Velázquez Roldán

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Rocío Velázquez Roldán

Rocío Velázquez Roldán (nacida el 13 de julio de 1995) es una clavadista que compite internacionalmente por España. Su último resultado es el puesto 19 en trampolín de 3 m femenino, clasificación durante el Campeonato de Europa de 2022. Compite en trampolín de 1 m, trampolín de 3 m, salto sincronizado mixto 3 m, salto sincronizado 3 m y prueba por equipos.

Rocío Velázquez (Real Canoe), una de las tres saltadoras españolas que participarán en el preolímpico de trampolín de Río, logró la victoria en la primera jornada de los Campeonatos de España de invierno, que se están disputando en Madrid.

En la imagen, Rocío Velázquez durante un espectacular salto

A sus 20 años, Rocío Velázquez es la promesa femenina de las saltadoras españolas y afronta su próximo reto, el Preolímpico, para poder estar en los Juegos de este verano.

Empezó a dar saltos desde un trampolín muy pronto, a la temprana edad de 6 años, y Rocío Velázquez no ha parado de zambullirse en el agua desde unos cuantos metros. Y el virus Zika no pondrá freno al salto que persigue. A sus 20 años, es la promesa femenina de nuestras saltadoras y afronta su próximo reto, el Preolímpico, para poder estar en Río de Janeiro 2016. Son los primeros deportistas españoles en enfrentarse al virus Zika. Rocío Velázquez, Alberto Arévalo y Nicolás García Boissier. Nuestros saltadores de trampolín -en el Preolímpico en Brasil, del 19 al 24 de febrero buscan billete para los Juegos de este verano. Y lo hacen con toda la ilusión y con unas cuantas medidas preventivas, según les han indicado desde la Real Federación Española de Natación (RFEN) y el Ministerio de Sanidad. Recomendaciones que la saltadora española (13 de junio de 1995) ya se sabe de memoria. «Repelente y manga larga...», ese es el plan a seguir...

Aunque el riesgo aumenta al ser una prueba que se realiza en una piscina al aire libre, desde la organización de los Juegos de Río mandan un mensaje de tranquilidad y aseguran que el virus no será un problema para los deportistas. «La delegación de Estados Unidos», una de las más recelosas en acudir, «vendrá al completo», afirma el director de Comunicación del Comité Organizador, Mario Andrada.

Riesgo latente que no aparta a Rocío del reto que lleva persiguiendo desde hace mucho tiempo. Tras los Europeos y Mundiales, su vista se centra en este verano con el reto olímpico para completar una carrera que se inició a muy temprana edad. A la joven deportista la afición por saltar al agua le viene desde que era una niña. «Teníamos un vecino que hacía saltos y mi padre me animó a probar. Yo tenía 6 años y fui. Ya sabía nadar bien. Me gustaba mucho estar pegando botes todo el día. Y así me aficioné, sin darme cuenta, a este deporte en el que ya llevo 15 años», relata nuestra campeona.

Esquivando el miedo

Así, mientras sus amigas o compañeras del colegio jugaban con muñecas, Rocío ya hacía piruetas en el aire para acabar en el agua. Recuerda Rocío que «cuando empecé sólo iba 3 días por semana a entrenar. En ese momento, y con esa edad, no tienes en cuenta el riesgo ni el miedo. Al prinicipio me lo tomaba como un juego, algo para pasármelo bien, pero poco a poco me fue enganchando y se convirtió en algo prioritario en mi vida».

Hasta el punto de girar en torno a su deporte, los saltos de trampolín. Una dedicación casi exclusiva que le ocupa gran parte del día a esta saltadora del Real Canoe N.C. Destaca que «dedico 5 horas al día a entrenar, 6 días a la semana, 5 de ellos en doble sesión por la mañana y por la tarde, y el sábado en una sesión. Y sí, he contado los saltos que hago durante una jornada de entrenamiento. Puedo llegar a realizar unos 60 aproximadamente».

Pero Rocío saca tiempo para compaginar sus horas dedicadas al deporte con sus estudios. Sabe que en un futuro su afición por este deporte no le podrá dar de comer y se prepara para lo que pueda venir después. Considera por ello que «hay que organizarse muy bien y aprovechar cualquier tiempo libre entre un entrenamiento y otro para estudiar. Tras acabar segundo de bachiller empecé en la Universidad. Mi objetivo es convertirme en odontóloga».

De momento al dentista ha ido de visita y con más miedo que cuando tiene que saltar desde varios metros de altura al agua. No siempre el salto sale bien y tiene sus riesgos, como nos cuenta la deportista del Club Natación Canoe. «Sí, he sentido miedo. Y creo que es parte del deporte», reconoce, añadiendo que «tienes que aprender a convivir con ello. Alguna vez he caído mal y he tenido alguna lesión importante. Otras veces, la mayoría, son golpes de los que pican en el momento de la caída».

Los jueces españoles

Por eso, si a Rocío le da coraje algo es la arbitrariedad con la que algunas veces puntúan los jueces. Se lamenta de la falta de rigor con la que se califica y que ha tenido que padecer alguna vez. «La verdad es que los jueces en España no tienen, para mí, el suficiente nivel para puntuar y hay veces que te dan ganas de que sean ellos los que se tiren desde el trampolín para ver cómo lo pasan», denuncia la saltadora.

Esos son los momentos de tensión, cuando se tienen más nervios; esos en los que te tienen que calificar el trabajo de muchos entrenamientos. Y no siempre el resultado es el que esperas. Pero Rocío puede presumir de tener un gran currículum al alcance de muy pocos. Ella misma nos lo cuenta: «He sido campeona de España los últimos 6 años de forma consecutiva, excepto en 2014. He sido convocada para la selección junior para varios torneos internacionales y 3 Campeonatos de Europa, el de Budapest en 2009, el de Helsinki en 2010 y el de Poznan (Polonia) en 2013. Con 18 años recién cumplidos me convocó la selección absoluta para el Campeonato del Mundo de Barcelona y para alguno internacional».

Y ahora afronta su nuevo reto, el Preolímpico. El más próximo, tras el último Europeo de Berlín en 2014 y el Mundial de Kazán en 2015. El billete para los Juegos de Río con los que Rocío quiere ir agrandando una carrera que se antoja larga. Junto a las 12 finalistas del Mundial y la campeona de Europa, ya clasificadas, Rocío persigue uno de los 18 puestos restantes que dan plaza para la cita olímpica. «Sí, esos son los objetivos principales. Pero vendrán más porque me quedan unos cuantos años. Los saltadores suelen retirarse pasados los 30 o hasta que se lo puedan permitir físicamente», apunta.

Los leñazos

Por eso a Rocío Velázquez no le hace demasiada gracia que se pongan de moda programas en los que se trivializa con su deporte. No cree que refleje la dureza ni el esfuerzo que se realiza, dando más importancia al show que al verdadero sacrificio para poder saltar en condiciones. Aunque reconoce el tirón que tienen para dar a conocer una disciplina tan especial, se muestra muy crítica: «Creo que nos deja un poco en ridículo; simplemente los hacen para ver leñazos, pero no muestran cómo es este deporte, ni mucho menos. Sí es cierto que desde que empezaron estos programas ha venido a apuntarse más gente, sobre todo adultos».

Pero Rocío Velázquez prefiere seguir tomándoselo como cuando empezó siendo una niña. Para divertirse y disfrutar de lo que más le gusta, saltar desde el trampolín para entrar en el agua. Algo que ha contagiado a su hermano Diego, que también se ha aficionado a esta disciplina. Y que los demás podamos contemplar ese vuelo y aplaudir cada vez que entra en contacto con el agua en los Juegos de Río.

21.07.16

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