Seis medallas para Dios, seis flores para Cinthia

Seis medallas para Dios, seis flores para Cinthia

Cinthia Valdez, gimnasia rítmica

Las pupilas color miel de la quinceañera tapatía y reina de la gimnasia rítmica mexicana y centroamericana, brillan más que las seis medallas obtenidas después de su primera participación en los Juegos Centroamericanos y de El Caribe, en San Salvador, El Salvador.

Tras revelar que las cinco preseas de oro obtenidas en las modalidades de aro, listón, clavas, individual all around, y equipos, así como la medalla de plata en pelota, las dedicó a Dios y a su papá por su cumpleaños. Se dice emocionada al recordar una anécdota que le hizo experimentar, de forma especial, la presencia de Dios durante los días de competición: «Cuando me fui a los Centroamericanos, mi mamá cortó una ramita seca, sin raíz, y la puso en una copita con agua, al lado de una imagen de la Virgen. Después de que le llamé por teléfono para decirle que había ganado dos medallas de oro, mi mamá vio dos florecitas que habían brotado en la ‘ramita’ seca. Luego que gané las otras cuatro medallas, brotaron otras cuatro flores moradas. El morado es mi color favorito. Después se secaron y ya no han vuelto a salir… ¿Fue una coincidencia? No. Yo creo que Dios me escuchó y está conmigo. Yo le había dicho: ‘Ayúdame, Diosito, te dedico estas medallas’. Para mí fue un milagro, no una coincidencia. Se siente algo muy bonito; fue muy emocionante. Mi mamá también le había pedido a la Virgen que me ayudara y, después, brotaron las ‘florecitas’».

Seis medallas, seis flores; no sólo los hombres premiaron el esfuerzo y la dedicación de Cinthia Valdez, el Cielo se unió a la alegría y dio a la joven un detalle de amor divino. Sus ojos se llenan de fe, y afirma que Dios es su mejor amigo: «Antes de salir a la competencia, en la ‘toallita’ con que me seco las manos, llevo envueltos mis ‘Cristitos’ que me dieron mi mamá y mi abuelita. Rezo un Padrenuestro, me persigno, y vámonos… Con Él siempre me salen bien las cosas y aun cuando algo falle, le doy las gracias. Él sabe por qué pasó eso, y que es para mi bien».

Oración, estudio y deporte

Sonriente, se reconoce hija de una familia católica a la que dedica sus pocos tiempos libres, junto con sus dos hermanas. Segunda hija de la familia Valdez Pérez, gusta ir a Misa y comenta: «Si un domingo no vamos, porque tengo que entrenar, me siento mal. Todas las noches rezo, y le doy gracias a Dios por este día de vida, porque nos dio de comer, por mi familia, por mis entrenadoras, y por las competencias».

Llaman su atención los grupos juveniles parroquiales, de los cuales una prima le platica; pero lamenta que el tiempo sólo le alcance para asistir a clases en la Preparatoria del CODE, y para dedicar 12 horas diarias a entrenar, durante seis días a la semana; jornadas de las que dice terminar exhausta, pero que le han traído grandes satisfacciones, así como mayor fortaleza en su carácter.

Un «año de oro»

Cinthia Valdez se convirtió en campeona centroamericana días antes de cumplir quince años de edad, cerrando así 2002 como un «año de oro». En México, refrendó por tercera ocasión su liderato durante la Olimpiada Nacional, con cuatro preseas doradas. Fue en 2000 cuando subió a clase uno, y rompió la racha de 7 años que el Estado de Yucatán había mantenido.

Sus triunfos internacionales comenzaron en septiembre de 2001, en el torneo «Reina Margarita» de Bulgaria, en el que cosechó oro en listón; plata, en clavas; y bronce, en aro; en diciembre participó en el campeonato «Cuatro Continentes» desarrollado en Curitiba, Brasil, ganando bronce con 81.225 de calificación.

Posteriormente destacó en la «Berlín Cup» donde se ubicó en la posición 17, y en el «Gran Prix de Gimnasia», en la edición de Sofía, Bulgaria, colocándose en la posición 14 a nivel mundial, con 95.375, entre 24 competidoras. Durante sus giras por Europa entrenó junto con la selección de España, y conoció personalmente a la gimnasta rusa, Irina Tchechina, subcampeona del mundo en Madrid 2001, y a quien dice admirar por su calidad gimnástica. Tras nueve años de trayectoria deportiva, la tapatía sueña con alcanzar el nivel técnico de la gimnasia rusa, aunque tenga que sacrificar descansos, diversión y tiempos de estudio.

Entrenadores y apoyo económico

Considera el deporte de Jalisco en buen nivel, pero advierte que México necesita capacitar a sus entrenadores: «Me gustaría que sobresaliéramos más por mexicanos, y no tanto por entrenadores de otros países». Aun así, ella, por ejemplo, se siente agradecida con sus entrenadoras búlgaras, Ludmila Dimitrova e Ivanka Tchakarova, y Mónica Guzmán, presidenta de la «Asociación Local de Gimnasia», quien la descubrió en la primaria.

Ahora que ha alcanzado importantes triunfos, comienza a ser beneficiaria de diversas becas: «Antes era más difícil pagar la entrenadora. Por ejemplo, en siete meses me van a cobrar 3 mil dólares, mismos que se esperan conseguir a través de la federación. Las clavas y el listón cuestan 500 pesos; la pelota, 900. Los leotardos de competencia, uno por aparato, cada uno cuesta 2 mil 500 pesos».

Hoy, la multimedallista tapatía más destacada de los centroamericanos, es fuerte candidata para integrar el equipo nacional rumbo a las próximos Juegos Olímpicos en Atenas 2004. Sabe que para alcanzar el sueño olímpico, 2003 será un año difícil y decisivo, en el que está dispuesta a darlo todo por superar los Panamericanos y el mundial de la especialidad.

semanario.com.mx, 2003

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